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Traducido por José M. Hernández Lagunes
A la mitad de Pigmalión, de George Bernard Shaw, los Eynsford Hill se encuentran en casa de la Señora Higgins, una anciana aristócrata. La visita es de carácter social, pero también exigente, algo que uno haría para guardar las apariencias en una clase que puede permitirse dedicar un día entero de la semana a visitas casuales. Al final de la visita, Clara Eynsford Hill, una adolescente arrogante, se engancha con Henry, el hijo de la Señora Higgins, quien ya es adulto. Su falta de modales, o su interés en intentar tenerlos, lo convierten en una vergüenza. Ambos se provocan mutuamente como almas gemelas, despidiéndose con un lenguaje cada vez más grosero pero lo suficientemente limpio como para evitar que sus padres les griten. Ya exasperada por la imposibilidad de seguir el ritmo de la clase alta, la madre de Clara se niega a usar ese lenguaje y comenta que su hija “se abalanza sobre de mi si no estoy completamente al día del caló más reciente”.
Cada vez que aparece una nueva estadística, se siente un poco como una palabrota nueva. Algo que la generación más joven adora, casi convirtiendo su espíritu refinado en algo burdo y complicado. Hace aproximadamente una semana, Statcast lanzó un conjunto de nuevas métricas para bateadores: inclinación del swing, ángulo de ataque, dirección de ataque y ángulo de ataque ideal. Parte de lo que convierte este tipo de cosas en vulgaridades es cómo el público puede aplicarlas de forma demasiado amplia con la dosis justa de percepción errónea. En mi cabeza, recuerdo todas las quejas que los periodistas de béisbol han hecho sobre xwOBA, usándola como una medida predictiva de lo que un jugador hará en el futuro, en lugar de como una descripción de lo que ya ha hecho.
Me temo que eso va a pasar con las nuevas métricas de swing, aunque los autores ya se han esforzado por señalar que no debemos considerarlas como tales. Si algo está claro, es que no ofrecen información exhaustiva sobre poblaciones completas de bateadores. Se pueden analizar los datos de una temporada si se quiere, pero solo se obtendrá información de alta varianza y sin contexto. ¿Ese novato que empezó en racha está alcanzando sus ángulos de ataque ideales un 2.5 % menos en el último mes mientras se ha enfriado? Eso ni siquiera roza los cambios más importantes en el contexto de la Liga. De hecho, es una diferencia bastante pequeña, aunque represente una cuarta parte de sus mejores bateos. En cambio, las nuevas métricas a menudo funcionarán en conjunto y casi siempre serán idiosincrásicas. El enfoque de cada jugador tiene demasiadas partes móviles; cada swing es un diario abierto que nos dice cómo se mueve. Pueden dar lugar a coincidencias, pero difícilmente a declaraciones.
Un vistazo informativo aparecerá aproximadamente una vez al año, como las mejores festividades y los mitos. Un vistazo a los cambios de una temporada a otra mostrará cambios reales y deliberados que ha realizado un jugador. Es difícil hacerlo durante la temporada debido a la complejidad del swing. El tiempo durante el invierno ayuda. Puedes ver todos los cambios que los jugadores han realizado de 2024 a 2025 aquí. Es una hoja extensa basada en los calificadores de este año, con muchas columnas y ordenable.
El nuevo caló ofrece algo simple, como lo hace cada vez que evoluciona: una forma adicional de entender algo de lo que hemos estado hablando desde siempre. El bateador designado de los Phillies, Kyle Schwarber, es capaz de explicar aspectos complejos del bateo con claridad. Algunas de sus ideas ahora pueden verse desde otra perspectiva, lo que nos ayuda a comprender a amplios grupos de bateadores que han mejorado. A principios de esta temporada, describió qué sucede en las fracciones de segundo desde que se suelta un lanzamiento. “[Saber] dónde quieres que esté la pelota y dónde quieres que comience”.
Parece obvio, pero la cosa cambia al pensar en cómo un bateador podría aplanar la trayectoria de su bate, lo que en realidad se reduce a la sincronización. Para entenderlo, un bateador debe saber dónde quiere que la pelota pase por encima del plato, y nadie cae en eso por casualidad. Tomemos como ejemplo a Jorge Polanco. Su aumento de 29 puntos en DRC+ del año pasado a este año es uno de los más grandes y trascendentales de la Liga, añadiendo dimensión a lo que parecía ser otra alineación chafa de Seattle. Sería fácil asumir que un jugador de 31 años con los Mariners eventualmente retrocedería. Pero el veterano ha reducido la inclinación de su swing de casi 37 grados a 31. Nadie ha visto una caída mayor. Combínalo con una caída de cuatro pulgadas en el ángulo de ataque, que es el segundo más alto en la Liga, y podrás comprender cómo ha reorientado su enfoque mental y adaptado su enfoque físico.
Schwarber detalló perspectivas adicionales. “Si la pelota empieza un poco fuera de ese punto [que quiero], no es un swing para mí, porque estaría persiguiendo”. Era otro detalle simple que parece obvio en teoría para nosotros como observadores descerebrados del juego, pero que se convierte en una práctica abrumadora de considerar en la práctica. Spencer Torkelson siempre ha tenido buen ojo a pesar de resultados irregulares y decepcionantes. Nunca ha perseguido a un ritmo inferior al promedio de la Liga. Pero este año ha reducido esa cifra hasta en tres puntos porcentuales, ofreciendo solo alrededor del 20% de los lanzamientos fuera de la zona. Al añadir más inclinación del swing (o ángulo) que nadie, está reduciendo las partes del plato que no le sirven. Al igual que el ajuste de Polanco, el de Torkelson ha impactado su ángulo de ataque, donde su aumento ocupa el quinto lugar entre todos los calificados. Los resultados han sido contundentes y entusiasmantes, con el primera base conectando más cuadrangulares este año que en 2024 en aproximadamente la mitad de los juegos. En marzo, parecía que ni siquiera tendría un lugar en la plantilla. En cambio, rápidamente se colocó en medio de una de las alineaciones más productivas de la Liga.
Gran parte de lo que Schwarber mencionó fue sobre la capacidad del bateador para ponerse en una posición ventajosa. “Creo que lo más importante no es intentar conectar su lanzamiento. Se trata de conectar su error”, dijo. Cuando un bateador habla de conectar así, no se refiere a un elevado que sale de la punta del bate. Se refiere a afinarlo. Schwarber está familiarizado con eso, ocupando el tercer lugar en ángulo de ataque ideal en 2025. Pero si observamos la tabla de clasificación de los bateadores que han tenido los mayores aumentos en la tasa de ángulo de ataque ideal, veremos muchos bateadores orientados al contacto con mayores márgenes de producción de una temporada a otra. Brice Turang está sacando el máximo provecho de este año, con swings más productivos que casi nadie y dirigiendo la pelota hacia mejores zonas del parque. Se está ponchando con más frecuencia y conectando con menos frecuencia, pero el contacto que hace ha sido más importante en general. Podría deberse a que va camino de ver unos 185 lanzamientos más este año, buscando los que le ayuden a conseguir sus mejores swings. Se ha convertido en un bateador promedio de la Liga con una defensa sólida, lo que podría ser el resultado ideal para los Cerveceros.
Lo que estas métricas podrían enfatizar más que nada es el tiempo que un bateador dedica a su proceso en el plato. Ahora tenemos nuevas herramientas para medir cómo el progreso no es lineal y un nuevo lenguaje para expresarlo. “Hay cosas a lo largo del año en las que, ya sabes, la gente trabaja, trabaja, trabaja, y puede que no se traduzca solo porque te sentiste bien en la jaula ese día. Puede que se traduzca cinco días después”, dijo Schwarber. O dos semanas después. O toda la temporada.
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